Princesa enamorada sin ser correspondida.
Clavel rojo en un valle profundo y desolado.
La tumba que te guarda rezuma tu tristeza
A través de los ojos que ha abierto sobre el mármol.
* * *
Soñabas que tu amor fuera como el infante
Que te sigue sumiso recogiendo tu manto.
Y en vez de flores, versos y collares de perlas
Te dio la Muerte rosas marchitas en un ramo.
* * *
Tenías la pasión que da el cielo de España.
La pasión del puñal, de la ojera y el llanto.
¡Oh princesa divina de crepúsculo rojo,
Con la rueca de hierro de acero lo hilado!
Federico García Lorca
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