martes, 6 de febrero de 2024

CASTING

© Laura Pintamonadas

Quiero alquilar una habitación de mi casa. Hago unas fotos y pongo un anuncio. Pido cuatrocientos euros. La habitación viene con baño propio, tiene una ventana que da a un patio de manzana por la que entra bastante luz y una cama, de un metro y treinta y cinco centímetros, con un colchón nuevecito sobre el que saltar. Recibo siete llamadas y concierto cinco citas.

12:30 Andrea. Estudiante de tercero de teleco. Su familia es de Ciudad Real. Es guapa y tiene muy buenas tetas. Lleva una pulsera con la bandera de España. Jura que es limpia y responsable, que no le gustan las fiestas y que necesita silencio para poder estudiar. Me imagino arrancándole la pulsera y follándomela. La imagino llamando a la policía. Me dice “que no tiene nada en contra de la gente que es un poco alternativa”. ¿Me ha llamado alternativa? Pongo cara de Mourinho y me pregunto por qué. Le digo que he concertado cuatro visitas más y que por la noche la telefonearé para darle una repuesta.

14:00 Enrique. Tiene acento canario y lleva un piercing en la ceja. Es enfermero en prácticas. Le enseño la casa y todo le parece bien. Cuando ve la cama de matrimonio pone cara de satisfacción. Le imagino colándose en mi baño como si fuera el presidente del Fondo Monetario Internacional. Le digo que tres personas más tienen que ver el piso y que después tomaré una decisión. Me dice que el ya está convencido y que quiere alquilar la habitación. Le digo que yo quiero esperar a ver a los otros tres para tomar una decisión. Me pregunta si tengo algo en su contra. Le digo que no (pero quizás empiece a tenerlo). Me dice que si no tengo nada en su contra que cerremos el trato, que él ha llegado primero. Me muestro firme. Me dice que le doy mal rollo. Le digo que él también a mí. Se va diciéndome lo mucho que me pierdo si no le escojo y que haga lo que me salga del coño. Le digo que eso haré. Dos visitas y la cosa no pinta bien.

14:45 Feli. Tiene más de cincuenta y está separada. Trabaja de administrativa en una empresa de alquiler de vehículos. Dice que cocina muy bien y que le gusta la vida casera. La imagino haciendo ganchillo frente al televisor mientras ve ‘Sálvame De Luxe’. No me veo viviendo con una señora mayor, la verdad. Me dice que lo entiende.

17:30 Depika. Inglesa. Trabaja en Barclays. Es de origen pakistaní pero no tiene pinta de haber estado en Abottabad. Es guapa, parece una actriz de Bollywood. Juraría que es vegetariana. En principio se quedará hasta diciembre del 2012. No cocina pero dice adorar las paellas y el jamón. No es vegetariana. Nos imagino regresando a casa a las seis de la mañana bastante borrachas y con la ropa sucia. Podría practicar mi inglés sin salir de casa. Me pregunta si tengo novio y si alguien más viviría en el piso. Le digo que hace unas semanas que lo he dejado con mi girlfriend. Arquea las cejas, pone cara de “ah, eres lesbiana” y sonríe. Ella no lo es. Posibilidades de follar: cero. O quizás no, nunca se sabe, también me he equivocado pensando que era vegetariana. Le digo que hay un candidato más que tiene que ver el piso y que tardaré un par de horas en darle contestación. Le parece bien. Cuando se va recibo una llamada de Enrique disculpándose y diciendo que entiende perfectamente que quiera enseñar el piso a más gente pero que él está muy interesado. Me pregunta si lo está viendo más gente y que si ya he tomado una decisión. Le digo que aún faltan dos (en realidad es uno) y que no he decidido nada. Me dice que espera mi llamada. Cuando cuelgo suelto un “gilipollas” como desahogo.

18:30 Óscar. Veinticinco años. Gallego. Informático. Gay. Lleva un anillo en el pulgar. Viste formal pero, a medida que avanza la visita, se va relajando. Todo le parece bien. Curiosea entre los deuvedés de la estantería. Le pregunto si le gusta el cine y me dice que sí, que le gustó mucho ‘Avatar’ y que también le gusta el cine español. Le digo que si se queda ya me encargaré de refinarle los gustos. Se ríe. Podría arreglarme el ordenador y limpiármelo de virus. Entraría dentro de quince días porque ya tiene pagada otra habitación hasta entonces. Le digo que me lo pienso y que le llamo. Le parece bien.

Vuelve a llamar el pesado de Enrique. No me ando con rodeos y le digo que he alquilado la habitación a una chica. Me dice que lo sabía y que soy una puta mal follada. Le digo que mal follada, lo que se dice mal follada no estoy. Me dice que seguro que hace siglos que no me como una polla como la suya. Le digo que afortunadamente la suya no me la voy a tener que comer y que es un sifilítico asqueroso. Cuelgo, telefoneo a Depika y me paso la tarde pensando en pollas.

Publicado el 12 julio, 2011 a las 9:42 por Beta


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