jueves, 8 de febrero de 2024

LA LLAMADA

© Laura Pintamonadas

Recibo una llamada. Una llamada inesperada. Una llamada de esas que cuando ves el número miras a todas partes preguntándote dónde está la cámara y a qué se debe la broma. Descuelgo. Es su voz, la recuerdo perfectamente como si hubiéramos hablado cinco minutos antes. Me pregunta cómo estoy. Contesto que bien. Ha pasado mucho tiempo, años. Ella sigue teniendo mi número y yo, evidentemente, también el suyo. Lo normal es que lo hubiera borrado hace tiempo pero no sé porqué no lo hice. Le pregunto que cómo está ella y me responde que “bien también”. Le digo que me sorprende su llamada y no dice nada hasta que, unos segundos después, dice que hace tiempo que tenía ganas de hacerlo. Hace más tiempo que yo dejé de tener ganas de que me llamara. Me olvidé. Así de simple. Enterré lo que sentía. No se lo digo. Pregunto que por qué deseaba hacerlo. Me dice que ha estado pensando en mí. ¿Qué significa que ha estado pensando en mí? ¿Qué ha pensado? ¿Ha pensado en cómo terminamos, en el daño que nos hicimos? ¿Ha pensado en lo que pasó después? ¿En los meses de bajón? ¿En la oscuridad? ¿En qué has pensado?, le pregunto.

Responde que piensa a menudo en nosotras y en que las cosas no fueron tan mal. No fueron mal durante un tiempo, después fueron mucho peor que mal, pienso. Me dice que la memoria es selectiva, que ella únicamente recuerda las cosas buenas. No sé a dónde pretende llegar. Le digo que yo también recuerdo las cosas buenas, aunque no solo esas. Habla de nosotras y es como abrir un viejo álbum de fotos. Recuerda cuando fuimos a tal o cual sitio. Es curioso que alguien a quien no ves, con quien has perdido todo tipo de contacto, alguien que ha desaparecido de tu vida pueda estar, sin que tú lo sepas, rememorándote y pensando en ti. Me pregunta si pienso en ella alguna vez. No miento y admito que alguna vez, no muchas, pero sí alguna. Me pregunta qué es lo primero que se me viene a la cabeza cuando me acuerdo de ella. No sé muy bien qué contestar y le devuelvo la pregunta. Me dice que lo primero que ella recuerda son nuestros besos, nuestras caricias, nuestros polvos. Me habla de tal o de cual vez. No ha olvidado los detalles.

Dice que cuando piensa en mí no puede evitar excitarse y dice que ahora no solo está pensando en mi sino hablando conmigo. Dice que le gustaría estar a mi lado para poder desnudarme, para acariciarme, para besarme, para observar cómo me muerdo los labios y para sentir mis gemidos. Me siento fuera de juego. Me pregunta si me acuerdo de un viaje que hicimos por Galicia, que si me acuerdo de cuando nos salimos de la autovía en busca del primer lugar aislado en el que poder aparcar porque no podíamos aguantar un minuto más. Me dice que soy una imagen que no se le va de la cabeza y me pregunta qué haría si con un chasquido de dedos apareciera a mi lado. Me pregunta si saldría corriendo o si follaríamos como tantas veces lo hicimos y como tantas veces ha deseado que lo volviéramos a hacer. Me quedo en silencio.

Publicado el 26 julio, 2011 a las 10:47 por Beta

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