Al pobre vaso de barro humilde
La copa de oro le dijo una vez:
“Menguada pieza de arcilla frágil,
Mira y envidia mi solidez.”
“En los festines –aquél repuso-,
Sólida siempre aparecerás,
Mas en el fuego, soberbia hermana,
¿Cuál de nosotros resiste más?”
Un aturdido, para probarlos,
Dentro de las llamas los colocó;
El vaso en ellas endurecióse,
Pero la copa se derritió.
Vasos de barro son los humildes
Que entre las llamas
Del infortunio cobran valor;
Mas los soberbios puestos en ellas,
Son copas de oro,
Que se derriten con el dolor.
Felipe Jacinto Sala
No hay comentarios:
Publicar un comentario