El parque del Muelle se organiza en 1890 sobre las marismas desedacadas del antiguo campo Faraón, con planos del arquitecto municipal Ricardo Marcos Bausá. Comenzó a diseñar los jardines sobre los 14.000 metros cuadrados de terreno resultante, hasta que terminó dimitiendo por las continuadas desavenencias con el entonces alcalde Don José Cueto. Le sustituyó, Federico Ureña González, quien materializó la obra y fue autor, además, del proyecto y realización, en 1894, del magnífico templete musical. El éxito ciudadano de este parque fue multitudinario, a partir de su puesta en marcha -por fases- finalizando el siglo XIX. Desde entonces y hasta que cedió su protagonismo, el 19 de mayo de 1976, al parque de Ferrera, el del Muelle, ha sido lugar de reunión y esparcimiento para muchas generaciones de avilesinos. Hubo tiempos en los que era el lugar de encuentro para casi todo. Se podía escuchar la música de las bandas municipales, se organizaban verbenas tradicionales, como 'La Batelera', y muchas otras actividades, como las Ferias del Libro. Ocupa un espacio triangular, sobre el que se traza una amplia avenida longitudinal -el salón-, calles secundarias y pequeñas plazas, todo rodeado de arboleda, setos recortados y parterres florales. El esquema finisecular del parque incluye, dentro de los espacios de paseo y encuentro social, un cierto número de elementos complementarios, entre los cuales podemos contar una fuente, distintas estatuas y monumentos conmemorativos, un quiosco de la música, bancos, farolas, etc.
El quiosco de la música, de 1894, es quizás el más gracioso y elegante de Asturias. La estructura es la habitual en este tipo de ligeras construcciones -basamento octogonal de piedra, columnillas de hierro unidas por antepecho calado y cubierta cupulada de escamas- pero el equilibrado juego de volúmenes que se establece entre la esbelta cúpula central y las cuatro bovedillas menores que la rodean, rematadas en agujas de hierro, caracterizan esta realización de Federico Ureña como una obra maestra entre las pequeñas piezas de amueblamiento urbano.
La componente acuática del parque del Muelle la encontramos en una fuente culminada por una figura clasicista; un joven vestido con túnica corta, llevando en la mano una hoz y apoyándose en un haz de espigas de trigo. Pertenece al conjunto escultórico inspirado en motivos alegóricos de la mitología griega originarios del Bombé, y se encuentra en uno de los extremos de la avenida central, en el opuesto al monumento a Pedro Menéndez.
La figura representativa elegida para el monumento escultórico más destacado del parque fue la de Pedro Menéndez de Avilés, adelantado de La Florida. Entre varios proyectos, el Ayuntamiento seleccionó el de Manuel Garci-González, que se descubrió en agosto de 1918 por la infanta Isabel de Borbón. El héroe está representado por un majestuoso guerrero de bronce, revestido de armadura, en pie sobre un alto pedestal que sirve de soporte a relieves alegóricos a la gesta descubridora del marino y conquistador; en los ángulos, cuatro guerreros de piedra. El monumento, ejemplo de retórica triunfalista al gusto de la época, se ubica en una plaza circular, al final del salón principal y rodeado de 4 cañones del siglo XVI; en el extremo opuesto se encuentra la fuente que culmina en una figura clasicista.
Diseminadas entre los parterres, ocho estatuas de hierro fundido representan a Baco, Artemisa, una vestal, la victoria, un fauno, Venus y otros personajes clásicos de la mitología. Dichas esculturas fueron adquiridas por el Ayuntamiento el día 15 de enero de 1876 a la casa parisina Hauts-Fourneaux et Fonderies du Val D´Osne y estuvieron colocadas hasta la inauguración del parque en el paseo decimonónico contiguo (el Bombé), que se había abierto en 1832 en el tramo de la calle de la Muralla que daba al muelle que existía donde hoy se abre este parque que toma su nombre. Parte de estas esculturas de temática mitológica tienen su original en el Museo del Louvre, donde a su vez son copia de otros modelos griegos más antiguos. Finalizado el siglo XIX, pasarían a formar parte del parque del Muelle, el que sería la ampliación natural del Bombé hacia el Norte tras rellenar el muelle y las marismas anejas (se dice que los avilesinos depositaron allí tierra de sus propias huertas en las que se plantaron los árboles ahora centenarios). Dicha reubicación las hizo ocupar el lugar donde hoy las encontramos y se conoció por aquellos días como el "Baile de las estatuas". De esta época, son también los distintos jarrones y urnas con flores que se ubican sobre columnas en las entradas de los paseos, donde la rosaleda. Otro elemento singular es la escultura de "La foca" fue un diseño de Tomás Menéndez Abascal, que materializaron Joaquín Muñiz y Pepe "el Roxu". Se colocó en el parque en 1956, como recuerdo -medio en serio, medio en broma- de una foca que había llegado, desnortada, al puerto de Avilés a principios de aquella década. La arribada de la foca y su popularidad coincidieron, en el tiempo, con el inicio de las obras de la enorme factoría siderúrgica Ensidesa. Asunto que algunos tomamos como un símbolo precursor de aquel gigantesco advenimiento industrial. Actualmente, también se reivindica como uno de los elementos iniciadores del turismo local, ya que por entonces hubo visitas masivas de habitantes de otras ciudades y pueblos de Asturias a Avilés para ver a la foca. Por último, también debemos mentar la última incorporación. Se trata de una obra escultórica titulada "Recorrido", un conjunto cerámico realizado por Anabel Barrio y Ramón Rodríguez en el 25 aniversario de la creación de la Escuela Municipal de Cerámica. Fue patrocinada por Cajastur e instalada el 25 de octubre de 2008. Se organiza en 25 piezas columnares de cerámica multicolor que semejan 25 troncos de bambú de distintos tamaños.
Presenta, en el flanco Sur, en el lado de la calle de la Muralla, una curiosa rosaleda. Decora los caminos con arcos de hierro sobre los cuales trepan singularmente estas plantas dando distintas tonalidades y colores a lo largo del año. Algunas de las parcelas del parque, se delimitan con setos recortados. También se utilizan setos podados y/o parterres con flores de temporada entorno a muchas de las esculturas.
No presenta arbolado exótico de interés pero sí grandes, altos y añejos ejemplares de tilo, álamo o chopo.
El parque alberga parterres con plantas de temporada. Se pueden encontrar sobre todo, en la zona de la rosaleda, más clásica.
Alberto del Río Legazpi